martes, 16 de junio de 2009

Ivonne y el estacionamiento

No me acuerdo si era miércoles o jueves... en realidad quién coños se va a estar preocupando si era miércoles o jueves, solo estoy seguro que no era sábado ni domingo, porque esos días no me dejan salir a jugar.

El caso es que Ivonne y yo llegamos al estacionamiento de Sangron's del edificio de la CANACINTRA con el simple plan de comer y platicar.

Me extrañó que estuviera lleno el primer piso del estaconamiento, generalmente no está solo, pero hay lugars disponibles. Tuvimos que estacionarnos en el piso 3 ó 4.

No les platicaré lo que aconteció en el interior del restaurante, por varias razones:

- Ivonne podría molestarse por revelar cosas muy íntimas y privadas.
- Los empleados del restaurante podrían salir perjudicados por el relato.... o hasta perder su empleo.
- No les importa en lo más mínimo.
- No me acuerdo

El caso es que salimos del restaurante rumbo al estacionamiento.

Los que conocen a Ivonne, seguramente recordarán esa mirada de .... de ... bueno, esa mirada que tiene para decirte: "¿entonces qué?¿ sí?"

El estacionamiento ya estaba prácticamente vacío, en el piso donde estaba el Ferrari solo había otro auto estacionado.

Estaba a punto de abrir la puerta del auto, cuando Ivonne me jaló y me dio un beso muy sabroso, se pegó a mi cuerpo y continuó besandome como solo ella lo sabe hacer.

La verad no pude mantener mis manos quietecitas... y ella tampoco...
El caso es que antes de percatarme, ya Ivonne iba descendiendo por mi vientre... ya me estaba desabrochando el cinturón y mientras bajaba el cierre, me regaló esa expresión que la hacía única, su mirada de ... de.... descrita algunas líneas ariba y mordiéndose el labio inferior.
Y pues que comienza con su especialidad.... uuuffff... la verdad, es una verdadera experta en esas artes, tanto así que me tenía al borde del.... del... del coche y casi me caigo, por lo que interrumpió su delicioso trabajo.
Se pego mucho a mí, sin quitar la manita de donde la tenía y me besó otra vez muy rico, al tiempo que seguía moviendo su manita.
Como pude, le desabroché el pantalón y también estuve moviendo mi manita dentro de su pantalón al mismo ritmo que ella.
En eso escuchamos una puerta, el arranque de un coche y confirmamos que nuestro único vecino estaba abandonando el piso, dejándome a merced de esa fiera.
Los dos volteamos a ver el coche que se alejaba y nos miramos con la misma mirada pervertida....

"¿Traes condones?" fue la frase que evitó que el incidente pasara a mayores.... ninguno de los dos traíamos ni uno. tratamos de improvisar con una bolsa de pan Bimbo, pero era de pan integral con ajonjolí, y la verdad, esas tienen muchas boronas y raspan mucho.
Así que ahí terminó el asunto...

Desde entonces, ese Sangron's me provoca revoluciones hormonales cada vez que paso cerca.... y el recuerdo de Ivonne llena mis pensamientos más sucios, más perversos y más depravados....

lunes, 15 de junio de 2009

Los calzones de Martha Teresa

Hace rato estaba yo pensando (sí, güey!) en todas las perversiones que han pasado por mi mente a lo largo de mi vida (o sea, mucho tiempo). Llegué a la conclusión de que han ido cambiando con el tiempo, como que el paladar se va refinando.... o la mente se va pudriendo.
Recuerdo que mi primera perversión fue en el kínder, me encantaba mirarle los calzones a las niñas.. .... esa no ha cambiado, solo la edad de las niñas, ahora me gusta mirarle los calzones a las niñas mayorcitas.
Mirarles los calzones en cualquier situación, bajo la falda, a través de pantalones blancos ajustados, en sus muslos, en las rodillas, en los tobillos, en la mano, en la boca... en fin, esa relación calzones-niña es una de mis perversiones más antiguas y constantes.
Recuerdo con agrado algunos calzones famosos, como los de Paty en la primaria, los de la maestra Coty en la secundaria, la de psicología en la Voca....
Sin embargo, hubo unos calzones que fueron muy especiales... y me marcaron por el resto de mi vida, los calzones de Martha Teresa.
Martha Teresa en la secundaria era mi complemento, le encantaba enseñar los calzones, afortunadamente, encontró en mí a la persona ideal para su pereverso hobbie.

Empezó cachándome espiando por debajo de la butaca, se acomodó la falda, se puso roja y después de 2 ó 3 segundos, me sonrió.... en ese momento supe que sería mi aliada a lo largo de toda mi vida en la secundaria.

Al principio solo me retaba, me descubría mirándola y abría y cerraba rápidamente las piernas y me sonreía... ella sabía que yo le pertenecía, que era el instrumento de sus incipientes perversiones.
Después comenzó a presumirme, usaba calzoncitos con detalles (ya saben, monitos, corazoncitos, con el símbolo de Amor y Paz, etc) y en las primeras clases me los mostraba... fue por ese tiempo en que tuve el valor de mencionarle el tema: "El rosa es mi color favorito", le decía mientras pasaba a su lado en el corredor que va del 3° "B" al salón de dibujo.
Al poco tiempo, ella comenzó también a hacer comentarios: "¿Te gusta Mickey Mouse?", "Mañana toca azul".

Después comenzó a hacer el juego más atrevido, mientras yo estaba en el patio de la escuela, su amiga Zury me decía al odído: "Te habla Marthita, que voltees ahorita para arriba" Y ella estaba en el barandal del tercer piso y se levantaba rápidamente la falda para permitirme (a mí y a uno que otro vivo que coincidentemente levantaba la vista en el momento correcto) admirar sus calzoncitos.
Entonces yo le proponía retos, enseñármelos en la formación de los lunes, en el desfile, en la cooperativa .... ufff.. realmente nos divertíamos mucho, siempre con Zury como aliada nuestra... y aunque creo que Zury se excitaba tanto o más que Marthita, ella nunca se animó a enseñármelos (al menos, no intencionalmente, je, je, je)
Un día antes de la ceremonia de fin de cursos, ella me dió un regalo incomparable.
Estábamos en el salón y ella se acercó con la pícara mirada que yo conocía muy bien y me susurró "hoy te tengo un regalo muy especial".... minutos más tarde, cunado se presentó la oportunidad, me dio mi regalo.... debajo de la falda había únicamente Marthita.... y nada más.....
Reptió el show un par de veces más y le divertía mucho mirar mi expresión.... no me explico como no fuimos sorprendidos por nadie en el grupo o por la Asesora, que seguía dando instrucciones para el gran evento del día de mañana.
Al salir del salón, me jaló y me llevó corriendo hacia un rincón solitario, cerca de las canchas, me sujetó de los hombros y me preguntó: "¿Te gustó tu regalo?", ella estaba excitadísima, la sentía temblar y su cara no podía estar más roja. Obviamente le dije que había sido el mejor regalo que había recibido en mi vida. Ella rodeó el cuello con suis brazos y me dió el mejor beso que había recibido hasta entonces, un beso laaaargo largo y muy intenso, y como me agarró desprevenido, casi me mata de asfixia, porque no quería mover cualquier músculo de mi cuerpo, por miedo a que terminara ese momento....
Al final, así colgada a mi cuello, me dijo: "Te voy a extrañar.... mucho", lo dijo sonriendo y con los ojitos brillantes de picardía y complicidad..... me soltó y se fue corriendo (corriendo de desplazarse con las piernas a gran velocidad.... lo otro, no sé... tal vez).
Nunca más supe nada de Martha Teresa... pero sé que ella recorará a su depravado cómplice de sus primeras travesuras sexuales.

Nunca fuimos novios, siempre fuimos buenos amigos, pero sé que esos recuerdos nos unieron para siempre.