miércoles, 16 de diciembre de 2009

Sopa de gemelas o ¿Quién es quién????

Cuando Stefany me llamó para vernos, ni por un momento me imaginé que estaba muy cerca de vivir una fantasía que parecía poco probable de realizar.

- ¿Puedo llevar a alguien?
- Sí, claro... siempre y cuando sea niña de nacimiento.
- Sí, no te preocupes, es niña, de hecho es igual a mí.

No le dí mucha importancia a ese "igual a mí"...

Pues ahí estoy, sentadito en la cama de conocido recinto de la zona "Patriotismo-Revolución", cuando tocan a la puerta, me asomo por la mirilla y está tapada, me dice una vocesita: "Soy Stefany, necesito que me abras y que te voltees y te tapes los ojos".

Bueno, esa vocesita tan dulce no me iba a asaltar, ¿verdad?, así que seguí sus instrucciones y noté que no había entrado una sola persona, eso me inquietó pero me tranqulicé al escuchar dos risitas claramente femeninas.

Una de ellas se colocó detrás de mí, me tapó los ojos y me dijo "¿Listo?" y contesté que sí, pero ni sabía si estaba listo o no.

Me descubrió los ojos y ahí estaba Stefany delante de mí, con los brazos abiertos gritando "¡SORPRESA!", ella misma me cubrió los ojos, me giro 180° y me descubrió los ojos gritando nuevamente "¡SORPRESA!" y ¿quién estaba delante de mí? ¡STEFANY!

Sin embargo, la segunda Stefany esaba vestida de diferente manera, ¡No puede ser! ¿Será verdad? ¡¡ Sí !! ¡¡¡Stefany llevó a su hermannita gemela!!!

¡¡No sabía que tenías una hermana gemela!! le dije, aún sin dar crédito a mi fortuna.
"Sí, ella es Zoe, mi hermana gemela, sí nos paecemos, ¿verdad?", me contestó la otra Stefany, no a la que le había preguntado... así pude medio darme cuenta de cuál era Stefany y cual era Zoe, pero la diferencia era la ropa y la verdad, yo tenía planeado que la ropita no durara mucho tiempo en si sitio actual, por lo que las referencias se perdería, creando otra vez el caos.

Pues total, que empezamos a jugar y sí, la ropita desapareció rápidamente, dejándome en un lío de confusión que a ellas les divertía y que obviamente estaban acostumbradas a manejar.

Bueno, no es que fueran totalmente idénticas, las bubis son diferentes y Stefany es un poco más delgada que Zoe, pero era muy bonito voltear y ver la misma preciosa carita por todos lados.

Cuando comenzaron las acciones serias, pude notar que Stefany es más tierna, más delicada y cariñosa, mientras que Zoe es más atrevida, más de onda hard core... en lo que también son iguales es en lo calientes, tal vez por la situación, pero ambas estaban prendidas y divertidas, seguramente por observar mi cara de idiota ante el inusual espectáculo.

Lamentablemente yo tenía el tiempo limitado, de lo contrario hubiera pasado mucho tiempo con este par de traviesas gemelitas.

Sin embargo, la hora que estuvimos juntos, fue un verdadero sueño hecho realidad y me siento muy afortunado de haber podido vivir esos momentos.



Bueno... creo que es una meta más lograda en mi vida... por cierto, ¿no conoces algunas trillizas que me presentes?

viernes, 27 de noviembre de 2009

Tentaciones en Cancún

Hospedarnos en el Temptation Resort de Cancún, nos había parecido algo medio “light”, pensábamos que encontraríamos un montón de imberbes jugando a ser adultos babeando en la alberca “topless”.
Pero no, resultó que el ambiente era bueno, adultos en su mayoría de más de 35 años, 79% gringos, 19 % canadienses y 2% mexicanos, colombianos, argentinos y unas niñas de Costa Rica más alegres que el resto de los huéspedes juntos.

Las actividades de día fueron bien llevadas por un esforzado grupo de animadores que trataban de mantener a todos riendo, bebiendo y encuerándose.

Las actividades nocturnas prometen sensualidad y erotismo, aunque no lo consiguen cabalmente, hubo un espectáculo de una hora y algo, donde salieron unas niñas moviendo unas falditas tipo tahitiano, pero con rueditas metálicas para sonajear al ritmo, algunas medio strippers tratando de no caerse del tubo y hasta malabaristas… se agradece la intención, pero el resultado fue bastante pobre.

El ambiente realmente se encontraba en el Paty’O Lounge, un bar en uno de los patios centrales del hotel, con barras, mesitas altas y unos sillones redondos muy cachondos, acompañado de botanas calientes y la enorme cantidad de bebida acostumbrada en estos “All Inclusive”.

Fue ahí donde conocimos a un trío muy especial, Matt, acompañado de su esposa Lindsay y su… err…. su amiga Joice.

Cuando llegamos, estaba con ellos un mexicano bigotón que, al viajar sin su esposa, trataba de ligarse lo que fuera, y de paso, practicar su inglés recién aprendido. También estaba con ellos un muchacho de apariencia hindú, que solo se reía con las bromas que hacían a su costa y casi no hablaba, por lo que llegué a pensar que venía directamente de la India, hasta que se despidió con un acento claramente californiano (lo del acento lo deduje cuando al despedirse, le pregunté que de dónde me había dicho que era y contestó “Santa Barbara”).

Matt es un tipo de unos 45 años, delgado, con poco pelo rubio, aparentemente dedicado a distribución de “gadgets” electrónicos en California.

Su esposa Lindsay, de 35 -40 años, es muy delgada, muy blanca, pelo rubio corto y solo vestía un vestido floreado corto, muy pegadito, un par de zapatos altos y un collar de cuero con una argolla en el centro (según supe después, los hacen a la medida). No tenía prácticamente nada de tetas y unas nalguitas chicas, pero paraditas, que se marcaban muy lindo en su vestidito.

Joice es muy llamativa, senos de buen tamaño, nalgas redondas y firmes, suficientemente delgada como para no llamarla llenita, pelo castaño ondulado exuberante, una risa chispeante y contagiosa y una carita de niña buena que funciona muy bien como carnada, porque como descubrimos más adelante, de buena solo tiene la mirada… es mala, mala, mala.

Nosotros solo estábamos cerca del grupo, del otro lado de la barra, pero como a Julio (el mexicano bigotón) no le alcanzaba para tanto su inglés, a cada rato me preguntaba como se decía tal o cual cosa, por lo que Joice amablemente nos invitó a agregarnos al grupo:
- What are you doing at there? – She said.
- Here… trying to guess what kind of stuff you’ve got here… I’m sure you’re having fun.
- You bet you ass! And… won’t you dare to be a part of our … … stuff?
- May be… if you dare to let us get closer.

(Uta, que mamón me vi… ya voy a escribir las conversaciones en Español)

Joice se rió bastante fuerte y se levantó para ir por nosotros, así que ya estábamos a merced de ese trío claramente con onda BDSM (B&D (Bondage & Discipline), D&S (Dominance & Submission) y S&M (Sadism & Masochism) o sea… onda gruesa).

Estuvimos charlando un rato y obviamente surgió el tema del collar, por lo que Matt y Lindsay nos explicaron brevemente en que consiste el BDSM, al tiempo de que le medían el agua a los camotes para ver si éramos candidatos a seguir la pachanga con ellos.

Bueno, el caso es que Julio en una de esas, fue a su habitación y regresó dos botellas de Don Julio Reposado, varias botellitas de mezcal de agave y una botella redonda de mezcal de Oaxaca, con todo y gusano.

Estuvo repartiendo caballitos de ese tequila “de a de veras, no lo que sirven aquí” y agregándole mezcal a las Margaritas que pedía Joice, con la clara intención de bajarle la guardia y poder meterle mano.

Yo traté de explicarle a Joice el efecto peligroso de la mezcla que estaba ingiriendo, “Después del tercer trago, serás completamente incapaz de decir NO a cualquier petición y con cada onza tus rodillas se separarán tres pulgadas”, pero nada más le dio risa y siguió ingiriendo sus Margaritas sobrecargadas.

Y efectivamente, Don Julio (el tequila, no el bigotón) comenzó a causar el efecto esperado, ya Lindsay se repegaba muy cachondamente a Matt, quien ya casi sin disimulo, le frotaba lentamente sus erectos pezoncitos y su conejito a través de la delgada tela de su vestido.
Ante un espectáculo tan sucio, decadente y morboso, pues La Leona y yo tuvimos que seguir el ejemplo y mi manita se aventuraba de tanto en tanto dentro del vestidito de La Leona, quien tampoco llevaba nada debajo (Esto debe ser como una regla no escrita del Paty’O, ya que después de una estudiosa observación, pude constatar que la mayoría de las pantaletitas se quedaron esa noche en su respectiva habitación).

Bueno, en una de esas aventuras de mi manita debajo del vestido de La Leona, Joice me descubrió in fraganti, abrió los ojos con fingida sorpresa y puso su boquita en forma de “O”, me guiñó un ojo y se acercó más a nosotros. A los dos minutos, La Leona me susurró al oído:
- Esta pinche vieja ya me está metiendo la mano, ya vámonos
- Está bien, déjame despedir de ellos, le respondí, algo decepcionado.
- ¡No! ¡Vámonos con ellos a otro lado!

No tuve que sugerirlo, porque Matt se levantó y nos propuso ir a terminar la de Don Julio a su habitación.

Subimos los 6 y casi de inmediato, Matt le quitó el vestidito a Lindsay para presumirnos su tatuajes (uno arribita de las nalgas, otro en el ombligo y uno en el pubis) y su arillo en el clítoris.

De inmediato comenzó el show, le puso una correa en el collar y la obligó a ponerse de rodillas, “Chúpame mi pene” le ordenó, y ella dócilmente comenzó a hacer el trabajo.

Joice jaló a Julio y lo puso atrás de Lindsay, “Pégale en las nalgas” le ordenó, Julio le dio una nalgadita muy suavecita, “Más fuerte” le gritó Joice y él trató de golpear más fuerte, pero sin mucha convicción.

Entonces ella lo hizo a un lado, “Déjame mostrarte como se hace esto” y le dio varias nalgadas muy sonoras, que pusieron las nalguitas de Lindsay muy rojas, pero en lugar de provocarle gritos de dolor, le arrancaban gemidos de placer.

Entonces la niña se puso violenta, sujetó de la camisa a Julio y le gritó “¿Viste como se hace esto?” no esperó respuesta, empujó a Julio hacia la cama y rápidamente cayó sobre él, como un felino sobre su herida presa. Se montó sobre su vientre, le sujetó las manos y le dijo: “Veamos como tratas a una verdadera mujer, ¡quítame los pantalones!”.

Julio tenía una cara de espantado realmente divertida, casi puedo jurar que las manos le temblaban mientras luchaba con el botón y el cierre de los ajustados jeans de Joice, quien estaba hincada frente a la cara de nuestro impávido amigo.

Ella terminó de zafarse los jeans y se hincó nuevamente frente a la cara de Julio, mostrándole su bien arreglada conchita, que solo tenía un ligero mechón vertical.

Le sujetó la cabeza con ambas manos, la atrajo hacia sí y le dijo “Esta es la vagina de una mujer real, ahora ¡Lámela!”, mientras lo atraía fuertemente hacia su conejito, ella movía sus caderas al frente y atrás de modo frenético, mientras le seguía gritando toda clase de cosas a un Julio totalmente esclavizado a los deseos de esa inocente criaturita.

Nosotros estábamos muy cerca y la Leona tenía una cara de sorpresa al ver el trato que le estaba dando a nuestro nuevo amigo, pero Joice lo notó y le guiñó un ojo y le hizo una seña para tranquilizarla.

Después le soltó la cabeza, saltó hacia atrás para quedar sentada en sus piernas, le desabrochó el pantalón rápidamente y se lo bajó hasta los muslos de un solo tirón, “Veamos que tienes aquí”, claro, el pobre amiguito de Julio lucía igual de espantado que él, “¿Qué? ¿No estás listo? Bueno, entonces ¡Date la vuelta!” le dijo, mientras sacaba de su cajón un arnés con un dildo de al menos 8 pulgadas de largo.

Hasta ahí llegó nuestro valiente compañero de aventuras, como pudo se levantó diciendo “no, no, no… me tengo que ir, lo siento, pero me tengo que ir, gusto en conocerlos” y salió de la habitación tratando de abrocharse el pantalón.

Toda la habitación se llenó de carcajadas, nuestro inocente amigo había sido víctima de su propia calentura.

Al medio terminar de reírnos, Joice nos explicó que trató de darle una buen a lección a Julio, quien aprovechando que viajaba de negocios sin su esposa, estaba haciendo y diciendo cualquier cosa por meterse en sus pantaletas.

Una vez terminado el divertido capítulo, ya nos dedicamos a lo nuestro.

Matt y Lindsay estuvieron en su rolllo todo el tiempo, mientras nosotros aprendíamos de Joice los fundamentos del Dominio y Sumisión.

Realmente fue un muy educativo y pervertido encuentro, nos hizo conocer un nuevo aspecto de la sexualidad y sé que tanto La Leona como yo, veremos estas prácticas ya sin escandalizarnos o espantarnos, más bien reconociendo que es una forma diferente pero muy cachonda de disfrutar de la pareja… o de las parejas… o del grupo…

Al día siguiente ya no los vimos por ahí, tampoco a Julio, pero nos llevamos de ellos un grato y cachondo recuerdo… y uno que otro moretón en las nalgas.

miércoles, 21 de octubre de 2009

¡¡¡ Bravo, Bibi !!!

Mi relación con Bibi comenzó casi igual, yo aplaudiendo algo que ella escribió.
Y hoy, después de .... (¿cuántos, Bibi?) algunos años, sigo aplaudiéndola.
Ahora la aplaudo por lo que escribó aquí: QUÉ ES SER.......ESCORT.........
¡¡¡ BRAVO, BIBI !!!
Y no.... mi apluaso de hoy, como el de hace algunos ayeres, no contiene ninguna connotación, ni interés, ni nada... es solo eso, un aplauso.. más o menos similar a los que le le doy a carretadas a Hilda Tenorio.... .... ¿cómo? ¿no sabes quién es Hilda Tenorio? ... ts, ts, ts, ts ....
Te dejo un videíto para que veas porqué la aplaudo tanto.

viernes, 16 de octubre de 2009

Ahora le toca a la Maestra o Una Sorpresita caliente

Ariel es una muchachita linda, chiquita, delgadita y con una sonrisa cautivadora.
La semana pasada me llamó para invitarme a … a … a comer, quedamos para el martes 13.

El martes en la mañana me llamó para confirmar, diciéndome que además me tenía una sorpresa, bueno, más bien una sorpresita; confirmamos que la cita sería en conocido lugar de Patriotismo (por cierto, se llama igual).

Al legar, la llamé para confirmarle que ya estaba en el lugar y le di el número de "mesa", me comentó que ya estaba bajando del taxi y efectivamente, antes de cinco minutos, ya estaba tocando la puerta.

Ella venía muy linda, como es su costumbre, me abrazó, me besó y me dijo: "mira lo que te traje, esta es tu sorpresita".

La sorpresita era una muñequita realmente preciosa, chiquita, morenita, un cuerpo con curvas muy delineadas y una carita angelical, rematada con un par de ojitos verdes de mirada muy pícara que me dejaron en estado de contemplación profunda (o sea, me dejó pendejo) durante varios segundos.

Me dijo que era su amiguita, que quería iniciar en el negocio, pero que no sabía muy bien qué hacer y cómo hacerlo, por o que ella se ofreció a enseñarle todos los secretos del asunto, ya le había enseñado la parte teórica y lo que seguía era la parte práctica con material didáctico (o seáse, yo).

Ariel comenzó a dar algunas instrucciones, pero creo la muchachita no estaba poniendo mucha atención, porque ya estábamos abrazados y yo no podía separar mis labios de esa boquita deliciosa, ni mis manos podían dejar de recorrer las curvas de ese cuerpecito tan bien diseñado.

Su blusita verde ya estaba en el suelo y al ver Ariel que estaba yo batallando con el brassier, se acercó a ayudarme y liberó un par de senos realmente hermosos. Los acaricié y me hice para atrás para contemplarlos y Ariel, que estaba a sus espaldas, tomó uno con la mano y me lo ofreció: "Mira qué lindo, ¡Chúpaselo!".

Seguí las indicaciones de la instructora y de ahí me seguí con el otro… y con su vientre… y así llegué a su ombliguito y seguí bajando para encontrar el obstáculo de su pantalón. Lo desabroché y me deshice de él bajando mis manos por esas redondas nalguitas que atraparon mi atención desde que entró, después de que pude quitar la vista de su hermosa carita.

Continué con las instrucciones hasta llegar a su calzoncito, lo besé y un suspiro profundo escapó de la boquita de la educanda, por lo que supe que le encantaría el siguiente capítulo.

El calzoncito pronto estuvo en el piso y me dediqué a saborear aquella juvenil conchita que palpitante y húmeda se entregaba gustosa a la caricia, al tiempo que Ariel me quitaba la ropa.

Cuando ya me tuvo desnudo y cuando ya la Alumna estaba en el séptimo cielo, Ariel me acarició el pene con cariño, le dio un beso en la puntita y le dijo a su amiguita: "Ven, póntelo en la boquita".

La obediente niña lo puso en su boquita, Ariel trataba de instruirla, pero la verdad, la chiquilla no necesitaba muchas instrucciones, sabía perfectamente esa parte del curso, es más, creo que podríamos haberla exentado en esa materia, pero hubiera sido muy estúpido si le digo a la profesora que sabía hacerlo tan bien como ella, así que me hice menso y dejé que Ariel le siguiera indicando todos los pasos.

Afortunadamente Ariel es muy ducha en estas artes pedagógicas, porque le explicaba algún procedimiento y se lo mostraba prácticamente, por lo que entre demo y demo, las dos me tenían en las nubes.

En una de esas, la amiguita dice "¡Ay, ya!, ¡ya métemela!" y se acomodó en la posición adecuada para la maniobra, guiando mi feliz miembro hacia la entrada, pero Ariel la interrumpió: "¡No! ¡Ponle el condón! ¿ya ves? ¿qué tal si te dejo sola?".

Y ahí le estuvo explicando hasta que el asunto estuvo debidamente colocado y ahora sí, lentamente fui penetrando esa jugosa y apretadita cosita mientras ella me tomaba de los costados y movía sus caderas hacia mí, tratando de apresurar el lance.

Para ese entonces Ariel ya no tenía nada de ropita, estaba muy atenta a todos los movimientos de su alumna, alternaba sus caricias entre mi cuerpo, el cuerpo de su alumna y el suyo, aunque creo que cada vez más se acariciaba ella misma y menos a nosotros.

"Ya, ya, ya ", interrumpió, "ahora ponla de perrito". Eso me hizo recordar que esa posición es la favorita de Ariel, tal vez por eso le urgía ver a su amiguita así.

La acomodó muy minuciosamente, cuidando cada detalle, en una posición estable, simétrica y bien centrada en la cama, como si se tratara de una decoradora de interiores moviendo un sofá por toda la sala.

Y el resultado fue formidable, la niña se veía espectacular, tanto que la misma Ariel tomó mi pene con una mano y lo guió a la entradita con precisión milimétrica. Y el efecto fue el esperado, la niña gritaba y sus hermosas nalguitas chocaban fuerte contra mí, haciendo el clásico ruido del doggy style, para beneplácito de Ariel, quien ahora frotaba frenéticamente su entrepierna con una manita y con la otra acariciaba los bamboleantes senos de su alumna.

La aprendiza se tendió boca abajo en la cama, poniendo una almohada bajo su vientre y yo con ella sobre su espalda, entrando y saliendo de ella y sintiendo sus nalguitas como las quería sentir. Sus gritos se hicieron más fuertes y rítmicos y les siguió un "Aaaagghhhh" seguido de algunos fuertes apretones de sus nalguitas….

Interrumpimos un momento y su sonrisa era encantadora, no pude hacer otra cosa que besarla y acariciar sus encendidas mejillas… había estado realmente sensacional, graduación con mención honorífica.

Después Arielita rompió el silencio: "Ya, vete a bañar, ahorita te alcanzo" … y cuando hubo entrado en el baño, me jaló a mí diciéndome: "Te gustó, ¿verdad? Pero a mí no me dejas así, ahora le toca a la maestra"……

Aún no sé si esta pequeñita decida dar el salto de amateur a profesional, pero si lo hace, estoy seguro de que todo aquel que esté con ella disfrutará como yo de la frescura y calentura de esta tremenda escuinclita.

Tal vez pronto veamos a ADISSON (es el nombre que le gusta) anunciada en ya saben dónde.

lunes, 5 de octubre de 2009

¡Sí se puede en un VW!

Hace algunos años... bueno, ¡está bien!, Hace muchos años, me cambiaron de puesto y como tenía que visitar a los proveedores, me asignaron un flamante VW sedán, color blanco.

Ese día estaba contentísimo, salí de la empresa despasiiiiiito para que todo el mundo viera mi recién asignado auto.
Al llegar a casa, La Leona salió a ver el potente vehículo y salimos a "dar una vuelta".

Estuvimos paseando por aquí y por allá, yo trataba aún de familiarizarme con el coche, por lo que decidí practicar una parte importante en la conducción de automóviles: "cómo agarrarle la pierna a la ocupante del asiento de al lado".

Pues entre práctica y práctica, ella decidió también ponerse a practicar los fundamentos básicos de la mujer cuando va de copiloto, en la parte que corresponde a "cómo estimular debidamente al conductor".

Como ya lo que menos nos interesaba era hacia dónde íbamos, fuimos a parar a las obscuras y arboladas calles de la Guadalupe Tepeyac.

Me detuve en una calle particularmente obscura, aunque no era tan tarde, alrededor de las 19 horas.

La Leona me preguntó si se podia hacer el asiento hacia atrás, lo moví hasta atrás y así ella pudo acceder tranquilamente con su boquita a lo que tanto venía poniendo a punto en el camino.

Mientras ella estaba en eso, yo como podía trataba de disimular ante la mirada de alguno que otro transeúnte, aunque creo que resultaba bastante difícil.
Por fin se separó, se bajó el pantalón y el calzoncito a las rodillas y se sentó sobre mí y con las manos en el volante me dijo: "Ahora sí, enséñame a manejar, así sí aprendo".

Así estuvo moviéndose de adelante hacia atrás, primero tímidamente, hasta que comenzó a adquirir un buen ritmo y después empezó a brincar sobre mí.

El pequeño autito se movía mucho y yo estaba seguro de que media colonia nos estaba observando, pero la verdad, ya me valía madres si nos veían o no.

Ella se bajó de repente, "ayúdame a quitarme el pantalón". Lo quitamos y ahora se sentó nuevamente encima de mí, pero ahora de frente a mí y como pudo se acomodó para quedar en una posición adecuada para oder brincar a gusto. En una de esas quitó el freno de mano y la cosa casi termina en tragedia, pero alcancé a frenar y a advertirle que tuviera cuidado con esa palanca.

Ella estaba prendidísima, entre jadeos me murmuraba que todos nos estaban viendo, que había gente en la ventana de una casa que estaban bien atentos y que todos los que pasaban por la esquina volteaban a ver a el alegre vochito saltarín.

Por fin ella se apretó mucho contra mí, se convulsionó un poquito, se quedó algunos segundos quietecita y se bajó rápidamente de mí, se abrochó la blusa y me dijo: "Ya, vámonos rápido que todos nos están viendo.... y guárdate eso..."



Años después lo hicimos en un auto más amplio, más planeado y en un paraje desolado, pero no fue igual, no hay nada mejor para coger que un VW sedán estacionado en una calle medio solitaria... sobre todo cuando ambos pesan menos de 60 kg.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

La Vecina de la Puerta Trasera

Varias veces la había visto pasar y nos saludábamos de manera genérica, una sonrisa, un “buenas tardes” y ya…

Un buen día (sí, fue un día bueno) esta vecinita mía tuvo problemas con la puerta del patio trasero del edificio y se quedó encerrada. Al verme pasar, me gritó pidiendo mi ayuda.

Por supuesto le abrí la puerta y le pregunté qué hacía allí sin la llave de la puerta y me explicó que se había quedado sin luz (sin energía eléctrica, pues) y que bajó a revisar los fusibles, pero que ni había encontrado su caja de fusibles y sí se le había cerrado la puerta del patio, quedándose ahí encerrada.

Localicé y revisé los fusibles y efectivamente, uno de ellos estaba chamuscado, por lo que le dije que era necesario reemplazarlo y además revisar si no tenía un corto-circuito en su departamento.

Cambié el “listón” del fusible y subimos a revisar si no tenía algún problema evidente en su departamento.

El problema fue muy simple, la extensión donde conectaba su plancha estaba achicharrada, por lo que le dije que la cambiara y todo funcionaría normal.

Algunos días más tarde, la volví a encontrar en un pasillo, nos saludamos con más confianza, le pregunté por su plancha y su extensión y ella me preguntó si no sabía de televisiones, ya que tenía una nueva VCR y no sabía como conectarla a su televisor, así que hicimos una cita para dentro de dos noches.

Conectar la videograbadora no fue tan rápido, ya que su mirada y su ropa deportiva pegadita me tenían muy nervioso.

Yo trataba de explicarle como grabar, como programar el timer, como reproducir, etc., pero ella parecía no ponerme atención y solo se me pegaba mucho. Ella estaba sentada a mi lado y mano estaba apoyada en mi hombro, por lo que cuando se acercaba a ver el display de la grabadora para leer, su seno se pegaba a mi brazo, poniéndome más nervioso todavía.

En una de esas, volteé a verla a los ojos, no le dije nada, solo la miré a los ojos. Ella no apartó la mirada y tomó mi mano libre, me la puso en el otro seno y me dio un beso rápido en los labios, continuó mirándome a los ojos y entonces yo la besé de a de veras.

Estuvimos así retozando un poquito y ella se levantó y me llevó de la mano a su recámara.

No me sorprendió nada que debajo de su ropa deportiva, no hubiera nada más, la canija había preparado el plan.

Era una mujer de unos treinta y pocos años, senos medianos y unas nalgas paraditas y firmes. Su piel era suave y tibia, sus besos eran desesperados, tenía un conejito con vello abundante, muy húmedo y caliente.

No hubo mucho escarceo previo, sin palabras ni preámbulos ya estábamos cogiendo en posición de “Misionero”. Ella levantaba mucho las piernas y en una de esas, tomó una mano mía, me chupó y ensalivó el dedo medio y me dijo “métemelo en el culito”.

La Leona y yo habíamos intentado el sexo anal hacía algún tiempo, pero los resultados no fueron satisfactorios para ella y lo descartamos por algunos años, por lo que tenía yo cierta desconfianza a esta práctica, aunque también ganas de experimentar.

Al sentir mi dedito pegó un gemido y se movió con mayor ímpetu hasta que me pidió que metiera un segundo dedito.

Así estuvimos hasta que ella interrumpió para ir a traer del baño una botellita de aceite para bebé, me lo entregó, se puso en posición 42 y me pidió que la penetrara y que lubricara su culito mientras tanto (¿? ¿No conoces la posición 42? Ts, ts, ts…: “Ella en 4 y yo en 2”).

Seguí sus instrucciones y el aceite hizo maravillas, mis dedos entraban y salían con gran facilidad, así que decidí que era hora de intentarlo.

Ella me sujetaba el pene para guiarlo a esta extraña entrada, además de que así controlaba la penetración. La cosa fue complicada, lenta, morbosa y muy rica. El avance era poco a poco, me detenía, esperaba algunos instantes y volvía a avanzar otro poquito, siempre agregando un poquito más de aceite.

Por fin estuvo todo adentro y ella pegó su cara a la cama y con una mano me indicaba en el muslo el ritmo y con la otra frotaba su clítoris.

Cuando el ritmo subió y sus jadeos subieron de intensidad, ella se tendió en la cama, levantando sus nalguitas y puso ambas manos entre las piernas, esa posición era muy rica, ya que me permitía besar sus hombros, su cuello y de vez en cuando volteaba para darme besos llenos de calor y lujuria.

Sus nalguitas subían y bajaban como locas, hasta que su cuerpo se tensó como cuerda de violín, sus nalgas se apretaron fuertemente contra mí y emitió un grito largo y ahogado, como un estertor de muerte. Yo no pude aguantarle más y la alcancé en el éxtasis…

Quedamos tumbados en la cama en posición de “cucharita” (esa sí te la sabes, ¿no?) sin hablar… hasta que ella me dijo con acento pausado: “A mi esposo no le gustan estas cosas… dice que son perversiones… que eso solo lo hacen las putas… tampoco le gusta el sexo oral… ya estoy hasta la madre”.

Repetimos el encuentro tres veces más, donde nos dimos vuelo con todas las variantes de sexo oral que se nos ocurrieron.




Poco tiempo después ellos se mudaron y ya no supe nada de ella, sin embargo sus enseñanzas me permiten darte los siguientes consejos para el sexo anal:

- Hazlo siempre con mucho cuidado, despacio y con exceso de lubricación.
- Tómate todo el tiempo necesario para relajar el esfínter de tu pareja, TODAS pueden hacerlo si están bien relajadas y lubricadas.
- Si ella nunca lo ha hecho, no se lo propongas directamente, insinúalo con toquecitos, besitos y lengüetazos, ella terminará por proponértelo, ella también siente mucha curiosidad.
- Si lo haces bien, ella quedará encantada y no querrá coger con nadie más… en esta semana.

lunes, 7 de septiembre de 2009

"Su Primera Experiencia" o "Ni Madres, yo no soy Lesbiana"

Dicen que la primera vez, nunca se olvida… es por eso que creo que Carmen nunca olvidará esta historia.

Carmen era una chica de 22 – 24 años, con aspiraciones profesionales. Pidió ayuda a Karina, una verdadera profesional, quien se dedicaba a esto más por gusto que por dinero (aunque no ganaba nada mal), además de que tenía sus preferencias sexuales muy definidas: Totalmente Bisexual.

Karina la llevó a hacerse su estudio fotográfico y después, planeando su perfil, le sugirió que se tomaran algunas fotos juntas para ofrecer el servicio en pareja. Bueno, en realidad el plan de Karina, después de haberla visto desnudita en el estudio, era llevársela a la cama.

Así que mi buena amiga Karina me contó el plan y pidió mi ayuda, ya que Carmen había confesado que nunca en su vida se atrevería a besar a otra mujer, mucho menos a tener relaciones con ella, después de todo, ella NO era lesbiana.

Preparamos todo y llegamos a famoso recinto de Av. Revolución, ahí merito, junto al templo “Pare de Sufrir”.

Lo primero fue vestirse para la ocasión, Karina le había pedido a Carmen que llevara algunos cambios coquetos de lencería y que no olvidara minifaldas coquetas y cortitas.

Lo primero que hizo Karina al entrar a la habitación fue encuerarse completamente y esparció su ropita en la cama para seleccionarla, mientras que Carmen, muy pudorosamente se metió al baño, cerró la puerta y salió con una faldita verde muy coqueta, una blusa blanca y un brassier color rosa, se hizo unas coletas y se veía muuuuuy antojable, cosa que me hizo notar Karina al relamerse los labios cuando Carmen miraba hacia otro lado.

Comenzamos con las tomas, juntas, medio abrazaditas, tomadas de la mano, en fin, todo medio light y sin descubrir aún nuestras oscuras intenciones.

Entonces, cuando estaban sentaditas en la cama, les pedí que se dieran un beso, Carmen se rehusó de inmediato y se alejó de Karina como si tuviera influenza AH1N1, diciendo “¡NO! ¿Cómo crees? Yo nunca he besado a otra mujer, ¡yo no soy lesbiana!”, Le explicamos que era importante para las fotos, que lograrían mejores resultados si parecía real, que era meramente actuado y que era muy necesario.

A regañadientes, accedió a darle un beso “de piquito”, cerró sus ojitos y rápidamente tocó los labios de Karina con los suyos.

Le dijimos que estaba muy bien, pero que necesitábamos que estuvieran más tiempo besándose para hacer una toma adecuada. Lo volvió a intentar, esta vez el besito duró más tiempo e hicimos un par de tomas. Le pregunté si había estado horrible y ella admitió que no había estado tan feo, por lo que le pedí que lo repitieran, pero que esta vez fuera un poco más sensual.

Esta vez Karina atacó más a fondo, mientras la besaba, acariciaba su pelo y su cuello, con lo que Carmen comenzó a entrar en el juego y abrió sus labios para permitir la entrada de la juguetona lengüita de Karina, que prolongó la caricia el tiempo que quiso, tanto que al separarse, Carmen mostró que quería continuar la caricia, lo cual nos indicó que íbamos en el camino correcto.

Yo las felicité, pero les pedí que lo repitieran, pero que le dieran un poco más de libertad a las manitas, que se abrazaran más convincentemente,

Karina fue sobre su presa, la beso apasionadamente, mientras Carmen ya acariciaba tímidamente los brazos de su acompañante. Karina arriesgó una mano en el seno de Carmen y esta le retiro la mano suavemente, pero continuó con el prolongado beso. Ese movimiento se repitió dos veces más, hasta que Karina se separó ligeramente de Carmen, le tomó la mano y la puso sobre su pecho, Carmen hizo un gesto de desaprobación, pero no quitó la mano del pecho de Karina, esta le dijo, “¿ves? No pasa nada… acarícialo, no pasa nada”. Carmen lo acarició con curiosidad y esta vez no puso ninguna resistencia cuando Karina hizo lo propio, ambas acariciaban sus senos por encima de la blusa y entonces Karina se quitó el top, tomó ambas manos de Carmen y las colocó sobre sus pequeños y erectos pezones, Carmen estaba maravillada tocándole los pechos a Karina, no podía quitar las manos de ahí y se reía nerviosamente. Entonces Karina aprovechó el descontrol y le desabrochó el sostén a Carmen para que sus oscuros pezones quedaran expuestos.

Carmen ya no opuso gran resistencia a las caricias en sus pechos y cuando la boquita de Karina se posó en uno de sus pezones, emitió un gemido ahogado, muestra de que su temperatura estaba subiendo vertiginosamente.

Karina la volvió a besar, la tumbó sobre la cama y continuó besándola en los labios, en los pechos, en el cuello, en los hombros, al tiempo que su manita recorría las piernas de Carmen que permanecían muy juntas defendiendo el último bastión.

Pero poco a poco sus piernas se fueron separando, lentamente, casi imperceptiblemente ante las pacientes y seductoras manos de Karina. Cuando llegó a su entrepierna, Carmen pegó un salto y trató de incorporarse como despertando de un sueño, “No, ya no, a eso yo no le hago, yo no soy lesbiana”.

Karina se detuvo y la tranquilizó: “No, linda, yo tampoco soy lesbiana, pero ¿a poco no se siente rico?”. “No pasa nada, solo estamos divirtiéndonos”.

La volvió a abrazar y a besar, Carmen continuó acariciando los desnudos pechos de Karina y cuando las manitas de esta volvieron a invadir la parte frontal de su tanguita, ya no opuso resistencia y se dejó llevar por la traviesa chiquilla.

Pero cuando intentó quitarle el calzoncito, la detuvo y le dijo: “No, ¿cómo crees?, ya así estamos bien, ya no me quites nada... además, tú nomás te has quitado el top”. Esa respuesta era clarísima, ya estaba en el juego, por lo que Karina rápidamente se incorporó y de un movimiento se quitó la faldita y el calzoncito, a pocos centímetros del rostro de Carmen y le dijo “Ya, yo ya me encueré toda, ahora te toca a ti”.

Carmen dudó unos instantes, apretó fuerte los ojos y se quitó la faldita y la tanguita color rosa, puso sus manitas entre las piernas y puso una carita de “ya estoy lista, a ver si no me duele”.

Karina no atacó al objetivo principal de inmediato, volvió a acostarse junto a ella y la besó muy tiernamente, sus labios recorrían su cara y su cuello, su manita acariciaba tímidamente su vientre y puso una pierna de Carmen entre sus piernas y rozaba su pubis contra su muslo… Carmen se veía totalmente entregada al juego.

Cuando la manita de Karina llegó al vello púbico de Carmen, las piernitas se abrieron automáticamente, ya no había ninguna resistencia. Al notarlo, Karina fue besando sus pechos y descendiendo sistemáticamente por su vientre hasta llegar al monte de Venus de una encendida Carmen que ahora respiraba entrecortadamente y se acariciaba los pechos con ambas manos.

Karina se posó en medio de sus piernas, las abrió y posó su rostro en medio de Carmen, quien emitió un “¡Agghh!” y pegó un leve brinco al sentir la lengua de Karina en su intimidad.

El orgasmo de Carmen fue rapidísimo, comenzó con varios quejidos y un último intento por ahuyentar a esa intrusa, “… ‘pérame, ‘pérame… no…ayyy…no… no, no, NO, ¡NO! ¡Ayyyyyyy!, ¡¡¡cabrona!!! ¡¡¡Aaaaaayyyyyy…ssshhhh…aghhhh….!!!

Su espalda se arqueó hacia arriba, levantando las caderas y llevando la carita de Karina con ellas, quien se aferraba firmemente a sus nalguitas para no dejar escapar la presa herida, fuertes convulsiones hicieron que Karina se separara y Carmen llevó ambas manos a su entrepierna y se acurrucó en posición fetal… su cuerpo aún se estremecía y poco a poco recuperaba la respiración.

Karina no iba a dejarla escapar, la abrazó, le dio un beso muy apasionado y bien correspondido, al separarse le dijo: “¿Ves?, ese es tu sabor… sabes a gloria”.
La tendió de espaldas y continuó besándola, le ofreció uno de sus pechos y Carmen se apoderó de él y lo chupó con ansiedad, Karina fue subiendo sin despegarse mucho y le puso la conchita en el rostro. Carmen comenzó a besarlo tímidamente, pero Karina se le sujetó la cabeza con ambas manos y le dio la orden: “Ahora te toca a ti, ¡cómetela como ya te enseñé!”,

Carmen no necesitaba más, comenzó a literalmente devorarse a Karina que estaba encantada retorciéndose de placer, “No sabes como me encanta obligarlas a que me la chupen”, me dijo con voz baja, sabiendo que Carmen no escucharía por estar tan entusiasmada comiéndose su primera panochita.

Karina rodó y quedó boca arriba con Carmen aún pegada entre sus piernas, entonces comenzó a darle indicaciones más precisas; “Ahora más arriba, ahora con tu dedito, más rápido, chúpale aquí, ahora acá, despacito… ahora fuerte…rápido, así, así… uuufff.. ¿No que no sabías?... así.. chupa, chupa…”

El orgasmo de Karina fue más suavecito, casi medio forzado, pero la sonrisa de Carmen al ver los resultados de su esfuerzo, fue digna de un aplauso de mi parte… creo que hasta entonces, Carmen se percató de que yo no había perdido ningún detalle de su emocionante juego.

Karina se levantó y se fue al baño con alegres brincos, en la puerta me hizo una seña con el pulgar indicándome que todo había salido como esperado.

Carmen comenzó a vestirse, medio avergonzada y medio contenta, al tratar de abrazarla, me esquivó juguetonamente y me dijo: “No mames, ya me hiciste lesbiana, ahora a ver a quién te coges.”



Desafortunadamente en ese momento me percaté de que ya no tenía tiempo para seguir jugando y me despedí de ambas, ya que ellas se quedarían en la habitación. Al besar a Carmen me dijo: “Gracias, lo que hoy me enseñaste fue muy rico. ¡Carajo! De haber sabido que eran tan sabrosas las mujeres, me hubiera cogido a media prepa”.

Al final, Carmen no se anunció y encontró otra actividad. Karina aún se anuncia en la página (no, no diré su nombre de batalla) y se ha hecho experta en introducir a novatas en este fascinante mundo de placeres pagados.