lunes, 7 de septiembre de 2009

"Su Primera Experiencia" o "Ni Madres, yo no soy Lesbiana"

Dicen que la primera vez, nunca se olvida… es por eso que creo que Carmen nunca olvidará esta historia.

Carmen era una chica de 22 – 24 años, con aspiraciones profesionales. Pidió ayuda a Karina, una verdadera profesional, quien se dedicaba a esto más por gusto que por dinero (aunque no ganaba nada mal), además de que tenía sus preferencias sexuales muy definidas: Totalmente Bisexual.

Karina la llevó a hacerse su estudio fotográfico y después, planeando su perfil, le sugirió que se tomaran algunas fotos juntas para ofrecer el servicio en pareja. Bueno, en realidad el plan de Karina, después de haberla visto desnudita en el estudio, era llevársela a la cama.

Así que mi buena amiga Karina me contó el plan y pidió mi ayuda, ya que Carmen había confesado que nunca en su vida se atrevería a besar a otra mujer, mucho menos a tener relaciones con ella, después de todo, ella NO era lesbiana.

Preparamos todo y llegamos a famoso recinto de Av. Revolución, ahí merito, junto al templo “Pare de Sufrir”.

Lo primero fue vestirse para la ocasión, Karina le había pedido a Carmen que llevara algunos cambios coquetos de lencería y que no olvidara minifaldas coquetas y cortitas.

Lo primero que hizo Karina al entrar a la habitación fue encuerarse completamente y esparció su ropita en la cama para seleccionarla, mientras que Carmen, muy pudorosamente se metió al baño, cerró la puerta y salió con una faldita verde muy coqueta, una blusa blanca y un brassier color rosa, se hizo unas coletas y se veía muuuuuy antojable, cosa que me hizo notar Karina al relamerse los labios cuando Carmen miraba hacia otro lado.

Comenzamos con las tomas, juntas, medio abrazaditas, tomadas de la mano, en fin, todo medio light y sin descubrir aún nuestras oscuras intenciones.

Entonces, cuando estaban sentaditas en la cama, les pedí que se dieran un beso, Carmen se rehusó de inmediato y se alejó de Karina como si tuviera influenza AH1N1, diciendo “¡NO! ¿Cómo crees? Yo nunca he besado a otra mujer, ¡yo no soy lesbiana!”, Le explicamos que era importante para las fotos, que lograrían mejores resultados si parecía real, que era meramente actuado y que era muy necesario.

A regañadientes, accedió a darle un beso “de piquito”, cerró sus ojitos y rápidamente tocó los labios de Karina con los suyos.

Le dijimos que estaba muy bien, pero que necesitábamos que estuvieran más tiempo besándose para hacer una toma adecuada. Lo volvió a intentar, esta vez el besito duró más tiempo e hicimos un par de tomas. Le pregunté si había estado horrible y ella admitió que no había estado tan feo, por lo que le pedí que lo repitieran, pero que esta vez fuera un poco más sensual.

Esta vez Karina atacó más a fondo, mientras la besaba, acariciaba su pelo y su cuello, con lo que Carmen comenzó a entrar en el juego y abrió sus labios para permitir la entrada de la juguetona lengüita de Karina, que prolongó la caricia el tiempo que quiso, tanto que al separarse, Carmen mostró que quería continuar la caricia, lo cual nos indicó que íbamos en el camino correcto.

Yo las felicité, pero les pedí que lo repitieran, pero que le dieran un poco más de libertad a las manitas, que se abrazaran más convincentemente,

Karina fue sobre su presa, la beso apasionadamente, mientras Carmen ya acariciaba tímidamente los brazos de su acompañante. Karina arriesgó una mano en el seno de Carmen y esta le retiro la mano suavemente, pero continuó con el prolongado beso. Ese movimiento se repitió dos veces más, hasta que Karina se separó ligeramente de Carmen, le tomó la mano y la puso sobre su pecho, Carmen hizo un gesto de desaprobación, pero no quitó la mano del pecho de Karina, esta le dijo, “¿ves? No pasa nada… acarícialo, no pasa nada”. Carmen lo acarició con curiosidad y esta vez no puso ninguna resistencia cuando Karina hizo lo propio, ambas acariciaban sus senos por encima de la blusa y entonces Karina se quitó el top, tomó ambas manos de Carmen y las colocó sobre sus pequeños y erectos pezones, Carmen estaba maravillada tocándole los pechos a Karina, no podía quitar las manos de ahí y se reía nerviosamente. Entonces Karina aprovechó el descontrol y le desabrochó el sostén a Carmen para que sus oscuros pezones quedaran expuestos.

Carmen ya no opuso gran resistencia a las caricias en sus pechos y cuando la boquita de Karina se posó en uno de sus pezones, emitió un gemido ahogado, muestra de que su temperatura estaba subiendo vertiginosamente.

Karina la volvió a besar, la tumbó sobre la cama y continuó besándola en los labios, en los pechos, en el cuello, en los hombros, al tiempo que su manita recorría las piernas de Carmen que permanecían muy juntas defendiendo el último bastión.

Pero poco a poco sus piernas se fueron separando, lentamente, casi imperceptiblemente ante las pacientes y seductoras manos de Karina. Cuando llegó a su entrepierna, Carmen pegó un salto y trató de incorporarse como despertando de un sueño, “No, ya no, a eso yo no le hago, yo no soy lesbiana”.

Karina se detuvo y la tranquilizó: “No, linda, yo tampoco soy lesbiana, pero ¿a poco no se siente rico?”. “No pasa nada, solo estamos divirtiéndonos”.

La volvió a abrazar y a besar, Carmen continuó acariciando los desnudos pechos de Karina y cuando las manitas de esta volvieron a invadir la parte frontal de su tanguita, ya no opuso resistencia y se dejó llevar por la traviesa chiquilla.

Pero cuando intentó quitarle el calzoncito, la detuvo y le dijo: “No, ¿cómo crees?, ya así estamos bien, ya no me quites nada... además, tú nomás te has quitado el top”. Esa respuesta era clarísima, ya estaba en el juego, por lo que Karina rápidamente se incorporó y de un movimiento se quitó la faldita y el calzoncito, a pocos centímetros del rostro de Carmen y le dijo “Ya, yo ya me encueré toda, ahora te toca a ti”.

Carmen dudó unos instantes, apretó fuerte los ojos y se quitó la faldita y la tanguita color rosa, puso sus manitas entre las piernas y puso una carita de “ya estoy lista, a ver si no me duele”.

Karina no atacó al objetivo principal de inmediato, volvió a acostarse junto a ella y la besó muy tiernamente, sus labios recorrían su cara y su cuello, su manita acariciaba tímidamente su vientre y puso una pierna de Carmen entre sus piernas y rozaba su pubis contra su muslo… Carmen se veía totalmente entregada al juego.

Cuando la manita de Karina llegó al vello púbico de Carmen, las piernitas se abrieron automáticamente, ya no había ninguna resistencia. Al notarlo, Karina fue besando sus pechos y descendiendo sistemáticamente por su vientre hasta llegar al monte de Venus de una encendida Carmen que ahora respiraba entrecortadamente y se acariciaba los pechos con ambas manos.

Karina se posó en medio de sus piernas, las abrió y posó su rostro en medio de Carmen, quien emitió un “¡Agghh!” y pegó un leve brinco al sentir la lengua de Karina en su intimidad.

El orgasmo de Carmen fue rapidísimo, comenzó con varios quejidos y un último intento por ahuyentar a esa intrusa, “… ‘pérame, ‘pérame… no…ayyy…no… no, no, NO, ¡NO! ¡Ayyyyyyy!, ¡¡¡cabrona!!! ¡¡¡Aaaaaayyyyyy…ssshhhh…aghhhh….!!!

Su espalda se arqueó hacia arriba, levantando las caderas y llevando la carita de Karina con ellas, quien se aferraba firmemente a sus nalguitas para no dejar escapar la presa herida, fuertes convulsiones hicieron que Karina se separara y Carmen llevó ambas manos a su entrepierna y se acurrucó en posición fetal… su cuerpo aún se estremecía y poco a poco recuperaba la respiración.

Karina no iba a dejarla escapar, la abrazó, le dio un beso muy apasionado y bien correspondido, al separarse le dijo: “¿Ves?, ese es tu sabor… sabes a gloria”.
La tendió de espaldas y continuó besándola, le ofreció uno de sus pechos y Carmen se apoderó de él y lo chupó con ansiedad, Karina fue subiendo sin despegarse mucho y le puso la conchita en el rostro. Carmen comenzó a besarlo tímidamente, pero Karina se le sujetó la cabeza con ambas manos y le dio la orden: “Ahora te toca a ti, ¡cómetela como ya te enseñé!”,

Carmen no necesitaba más, comenzó a literalmente devorarse a Karina que estaba encantada retorciéndose de placer, “No sabes como me encanta obligarlas a que me la chupen”, me dijo con voz baja, sabiendo que Carmen no escucharía por estar tan entusiasmada comiéndose su primera panochita.

Karina rodó y quedó boca arriba con Carmen aún pegada entre sus piernas, entonces comenzó a darle indicaciones más precisas; “Ahora más arriba, ahora con tu dedito, más rápido, chúpale aquí, ahora acá, despacito… ahora fuerte…rápido, así, así… uuufff.. ¿No que no sabías?... así.. chupa, chupa…”

El orgasmo de Karina fue más suavecito, casi medio forzado, pero la sonrisa de Carmen al ver los resultados de su esfuerzo, fue digna de un aplauso de mi parte… creo que hasta entonces, Carmen se percató de que yo no había perdido ningún detalle de su emocionante juego.

Karina se levantó y se fue al baño con alegres brincos, en la puerta me hizo una seña con el pulgar indicándome que todo había salido como esperado.

Carmen comenzó a vestirse, medio avergonzada y medio contenta, al tratar de abrazarla, me esquivó juguetonamente y me dijo: “No mames, ya me hiciste lesbiana, ahora a ver a quién te coges.”



Desafortunadamente en ese momento me percaté de que ya no tenía tiempo para seguir jugando y me despedí de ambas, ya que ellas se quedarían en la habitación. Al besar a Carmen me dijo: “Gracias, lo que hoy me enseñaste fue muy rico. ¡Carajo! De haber sabido que eran tan sabrosas las mujeres, me hubiera cogido a media prepa”.

Al final, Carmen no se anunció y encontró otra actividad. Karina aún se anuncia en la página (no, no diré su nombre de batalla) y se ha hecho experta en introducir a novatas en este fascinante mundo de placeres pagados.

2 comentarios:

  1. ??? Que Queeee ???? No diras nombres?? Como dicen en mi pueblo...Hay que mamar pero con orden!!! caray!!! ya estaba yo agarrando el telefono!!!

    S

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  2. Asi son muchas, no les gusta al principio y despues no dejan de parar.......no dices el nombre?????? yo queria llamarle para mandarsela a un cuate mio que no mas no se deja.

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