lunes, 7 de septiembre de 2009

En el club swinger

Hace algunos años, La Leona y yo decidimos llevar de parranda a la viuda de un amigo, básicamente para levantarle el ánimo y para tratar de emparejarla con un amigo (ese sí estaba vivo) de La Leona, recientemente divorciado.

Después de analizar las opciones, decidimos llevarlos a un club swinger, para que de una vez se conocieran a fondo.

Fuimos al club de Pedro, entonces ubicado en Marsella y Versalles. Llegamos muy temprano y nos dieron mesa junto a la pista, para ver si el show animaba a nuestros acompañantes.

El show estuvo bastante bien, primero un niño, luego una niña (ahí me tocó tener que subir a la pista y la canija me bajó los pantalones) y por último, los dos juntos.

Así que cuando el show terminó, Roxana (la viuda) y Javier (el amigo) ya estaban en el tono adecuado para el siguiente paso.

Los mandamos a bailar y a pesar de que el ambiente estaba muy caliente, estos dos no parecían interesados en algo más que precisamente eso, bailar, así que decidimos intervenir para animarlos un poquito.

Los llevamos al piso superior, donde había poca luz, algunas mesas y un sillón en las dos paredes del fondo, donde muchas parejitas ya retozaban alegremente.

Como estos no daban color, La leona se llevó a bailar a Javier a un rincón y yo hice lo mismo con Roxana.

Obviamente, yo trataba de meterla en ambiente, le preguntaba si ya había visto a aquella parejita, que mirara a esos dos, a esos tres, etc, al tiempo que me pegaba cada vez más a ella.

El plan comenzó a funcionar, porque yo veía que Javier ya estaba muy muy pegadito con La Leona y Roxana comenzaba a frotar su pubis contra mí y a hacer algunos comentarios como “ay, hace mucho que no me sentía así, tan … tan … tan emocionada”.

Pero entonces, mientras yo trataba de calentarla aún más, las cosas se empezaron a salir del plan, porque La Leona y Javier se fueron al sillón y empezaron a cachondearse ya descaradamente.

Mientras mis manos ya recorrían sin pudor las curvas de Roxana y mis besos en el cuello la hacían temblar, ella me dijo alarmada: “¿Ya viste? ¡Creo que Javier se va a coger a tu esposa!”. Déjalos, le dije, ya se traían ganas desde hace tiempo.

Ella no podía creerlo, “No chingues, ya se la está cogiendo”, cosa que aproveché para llevarla hacia un pilar donde ella podía observar toda la acción y yo podía cachondearla ya sin ningún recato. Ella estaba hirviendo, por lo que cuando puse mi mano en su entrepierna y comencé a frotar su pubis, se empezó a contonear al mismo ritmo, mientras me abrazaba fuertemente y continuaba observando sin pestañear la escena.

“¿No sientes celos?, ya se montó encima de él y ya se la está metiendo, ¿de verdad no sientes nada?”
- No, déjalos, están disfrutando uno del otro -, le dije, al tiempo que le subía le vestidito y le bajaba los calzoncitos sin que ella opusiera resistencia alguna y seguía absorta contemplando a mi esposa cogerse a su amigo.

Al tocar su conchita húmeda y palpitante con mi mano, ella perdió las pocas inhibiciones que aún la detenían y sacó rápidamente mi pene de mi pantalón, levantó una pierna y lo introdujo casi con desesperación en el centro de su ardiente vagina.

El encuentro fue muy rápido, frenético, ella se movía con desesperación y gemía quedito, aún tratando de ser discreta en aquella habitación que ya era una variada colección de sexo en parejas, en tríos y en grupitos.

De pronto, se apretó mucho a mi cuerpo, se estremeció y al tiempo que gritaba mi nombre, su cuerpo se convulsionó y así, paradita contra un pilar, tuvo un orgasmo mucho tiempo contenido… su cuerpo se relajó y me abrazó llorando… “Tenía año y medio que no tenía relaciones… no puedo olvidarlo… aún lo quiero mucho”.

Medio nos arreglamos la ropa y regresamos a la mesa, donde ya estaban Javier y La Leona, Javier tenía una cara de apenado muy graciosa, ni siquiera se atrevía a mirarme y no pronunciaba ni una palabra. La Leona, divertida por todo el show, tomó mi mano y la metió dentro de su falda, donde su aún palpitante y desnuda conchita, me invitaba a continuar la labor de Javier, mientras decía con voz triunfal: “Bueno, ya llevo uno y voy por el otro, vámonos tú y yo para arriba y dejemos a estos que se conozcan mejor”.

Regresamos ella y yo al piso superior, donde había muy pocos lugares vacíos en el gran sillón; nos acomodamos como pudimos y de inmediato ella se montó encima de mí, sacó su caramelo, le dio unas cuantas chupaditas y comenzó a cabalgarlo como solo ella sabe.

A mi lado derecho, había una mujer solita, con un vestido delgado medio subido a medio muslo, por lo que no pude resistir la tentación de acariciarle la pierna. Ella no hizo ningún intento por retirar mi mano, más bien, después de pocas caricias, separó las piernas indicándome claramente lo que quería.

Así que fui subiendo las caricias por la parte interna de su muslo hasta llegar a su húmeda vagina, el solo contacto de mi mano produjo un leve gemido que se escapó de su impávido rostro. Fui acelerando el ritmo de las caricias, tratando de llevar el mismo ritmo de La Leona.

La Leona saltaba e iba y venía con singular alegría, en contraste con mi vecina, que seguía muy quietecita y la mirada al frente, tratando de disimular que no pasaba nada, pero cuando La Leona declaró para el mundo entero que se estaba viniendo, ella también perdió la compostura y tuvo un lindo orgasmo con gemidos contenidos y sujetando mi mano para mostrarme el ritmo adecuado de los últimos embates.

Cuando regresamos a la mesa, Roxana y Javier estaban platicando muy amenamente, después nos enteramos que habían subido a mirarnos, pero que no habían llegado hasta el rincón a donde estábamos, se habían detenido en una mesa a “conocerse mejor”.



Javier y Roxana salieron durante algunos meses, pero no llegaron a nada. Ahora vemos que en realidad no teníamos tanto interés en que se conocieran como el interés que teníamos en cogérnoslos… a fin de cuentas, para eso son los amigos, ¿no?

3 comentarios:

  1. JAJAJAJA Yo sabia que a esos sitios se iba a descubrir esas obscuras intenciones.

    Saludos.

    Santini

    ResponderEliminar
  2. Excelente y seductor relato... Nos tomamos la libertad de republicarlo en: http://appleclubs.wordpress.com/2009/04/20/relatos/
    Esperando contar con su aceptacion y al cual estan cordialmente invitados.
    Reciban un cordial saludo.
    Apple Clubs Staff
    http://appleclubs.wordpress.com/2009/04/20/relatos/

    ResponderEliminar
  3. Claro, no tengo ningún inconveniente en la publicación, siempre y cuando sea acreditado como es debido. Saludos

    ResponderEliminar