Mi mejor recuerdo de Panamá

Hace algunos años, fui enviado por la Compañía para la que trabajaba a dar un curso a la ciudad de Panamá (la del canal, no la del spring break).
Esto fue gracias a que se estaba introduciendo al mercado una nueva máquina cuyo procesador era el MC6800... y resultó que yo conocía bien dicho animalejo.
La máquina era muy interesante y el MC6800 era un procesador de 8 bits con bus de data bidereccional, 64 kB de direccionamiento, 7 modos de direccionamiento, 6 Registros internos, que eran 2 Acumuladores, 1 Reistro de Índi.. ...... ¡¡Hey!!! ¡No etán poniendo atención, ¿verdad?!, parece que les vale madre.... bueno, mejor damos el tema por visto y sigo con el relato (eso no los exime de que les pregunte al final, ¿eh?).

Bueno, el caso es que estuve en Panamá por casi dos semanas, disfrutando del bello salón de cursos y del inigualable clima del aire acondicionado...

Claro que fui al Canal, a la Zona Libre de Colón.... al Puente de Las Américas... pero la verdad es que me di unas aburridas de velador sin sueño... gracias al espíritu coorporativo de mis colegas de allá, que a las 6 ó 7 de la noche que terminaba el curso, se limitaban a decirme: "buenas noches" y se largaban dejándome a mí y al instructor de ventas, un gringo-peruano qu etuvo la fabulosa idea de llevar a su mujer al curso....
Así que todos los días, al hotel.... a ver la televisión local....
El hotel no estaba nada mal, El Panama Hilton era una joya en aquelos años, un icono de la Vía España, con jardines esplendorosos, varias albercas y un casino.
Y fue precisamente en el casino donde se definió el desenlace de mi aventura centroamericana.
Bueno, a dos días de partir de regreso a México, aún no me cansaba de ver panameñas morenas... pero aún no podía yo conocer a ninguna.... y ya se estaba acabando el tiempo.
Ese día, anunciaron que Aeroméxico se había declarado en huelga.... y tuve que ir al aeropuerto a media tarde a ver que sería de mí. En el aeropuerto, la cosa era un caos, nadie sabía nada y todos los viajeros afectados estábamos al borde de la histeria, sobre todo los que tenían planeado viajar ese mismo día y estaban en el aeropuerto con sus maletas, solo para encontrarse con una badera rojinegra en el mostrador.
Yo estaba en un rincón, con mi boleto apretado contra el pecho con ambas manos y con ganas de sentarme a llorar en esa tierra extraña, cuando una azafata mexicana de Aeroméxico se me acercó y me preguntó amablemente:

- ¿Para cuando era tu vuelo?
- Para el miércoles.
- ¿Y ya lo cambiaste?
- No... están en huelga... ¿cambiarlo...?.... ¿cómo?
- Mira, no te preocupes, como tu vuelo es dentro de 2 días, ve a Air Panama y dile que te lo cambien, creo que no te harán ningún cargo.

Y ahí voy al mostrador de Air Panama, esperando que no hubiera de verdad ningún cargo.

Total... sí me lo cambiaron sin cargo y salí con una sonrisota, bien contento de que pude solucionar mi problema y riéndome de los que aún seguían gritando en el mostrador de Areoméxico.

Camino al área de taxis, me alcanzó la azafata:

- ¿Sí te lo cambiaron?
- Sí, muchas gracias, no sé que hubiera heho sin tu ayuda.
- No te fijes, para eso estamos.... oye, ¿vas a la Vía España? ¿Me compartes el taxi?
- ¡Claro! vamos, yo voy para el Panama Hilton (Uta, me cae que esa frase me había funcionado todas las veces para apantallar a todo Panamá)
- Yo no tengo hotel, tenía que viajar hoy y por la huelga, ya me quedé sin habitación, pero te acompaño...

Llegando al hotel, Karla (así se llamaba... ... la azafata, no el hotel) hizo un par de llamadas por teléfono y regresó conmigo para pedirme que le guardara sus maletas en mi habitación ... ...seee.... las maletas, no las petacas.
También me dijo que se había tomado la libertad de dar mi número de habitación para que le dejaran recados de Aeroméxico (mmmmmtaaaa...un pinche favorcito y ya soy el que te paga el taxi, tu cuidamaletas y tu secretaria).
La nena se metió a un baño con una maletita y regresó a los 5 minutos con un vestido color crema translúcido, delgadito... y me dijo que iba a dar una vuelta y que me llamaría al hotel para saber si había noticias.

Pues bueno... ahí estaba yo solito otra vez en la inmensidad de El Panama Hilton...

Medio deprimido por la huida de mi nueva amiga (yo tenía 21 años y ella debía tener más de 30, sin llegar a los 35), pero contento por tener resuelto lo de mi boleto, decidí probar suerte en el casino. Me puse mi traje azul obscuro, mi camisa blanca, mi corbata (si hubiera llevado somking, me lo pongo) y bajé sintiéndome James Bond en Montecarlo.

Primero traté con las pinche maquinitas y no gané nada, luego me fui a la mesa de la ruleta y ...nada... por lo que decidí sentarme a una mesa de Black Jack, en esas uno nunca pierde.... y nada... perdí todas las manos...
Así que me dediqué a deambular por el casino con mi martini en la mano (recuerden que era James Bond) medio aburrido, medio relajado...

Salí algunos minutos a la piscina a ver algunos bikinis y al poco rato me di cuenta que ya pasaban de las 11 pm, así que regresé a mi habitación.

Y en el lobby, ¡ sorpresa ! ahí estaba mi azafata en su vestidito color crema, con el pelo desarreglado, y varias copas de más, preguntándome si no había tenido noticias para ella.

Le dije que no había recibido ninguna llamada y me pidió subir a mi habitación para cambiarse la ropa. En el camino, no pude evitar soñar que esa mujerzota que iba colgada de mi brazo, se dirigía a mi habitación para hacerme vivir la fantasía de la azafata en el avión... aunque en tierra...

Entramos a la habitación, fue al baño y regresó directamente al servibar, me preguntó que si quería algo y sacó dos botellitas de brandy, las mezcló con coca cola y se las bebió las 2 mientras platicábamos de Panamá, de México, de la huelga y ... ¡ Zaz !.... cuando me di cuenta, estaba tendida bocarriba en la cama.

Le quité los zapatitos y la acomodé lo mejor que pude en la cama, recriminándome el no tener el valor suficiente para desnudarla, le di tooooda la vuelta a la king size para acostarme en el otro lado.... volteé a verlas por última vez y al verla totalmente inconsicente, me entregué a los brazos de Morfeo.

De repente, unos labios mordían mi oreja susurrando incoherencias, unas manos acariciaban mi cuerpo y una tibia pierna desnuda se enredaba entre las peludas mías.

¡Vaya! la señal estaba dada, no había más que hacer que dejarme llevar y participar lo mejor posible, ya no tuve que quitarle la ropita, ella estaba totalmente desnudta entre mis sábanas.

La noche fue muuuuy placentera, ella gemía quedito, como aún tratando de evitar que yo despertara... su piel era muy suave y caliente, su perfume era intenso, y aunque no se qué perfume era, lo he llevado impregnado en mí el resto de mi vida.
No duré mucho tiempo en dicho trance, cuando ella sintió que yo me ponía muy nervioso, solo me dijo: "No te preocupes, vente adentro, yo me cuido"...

Nos quedamos dormidos abrazados...



A la mañana siguiente, me despertó el ruido de la puerta, ella lucía recién bañadita, con su uniforme de Aeroméxico y estaba recibiendo el desayuno. "Te pedí el americano, ¿está bien?"

Comió rápidamente un pan tostado con mermelada, una taza de café y un jugo de naranja, se puso de pie, me dió un beso de piquito y se marchó con sus dos maletitas con llantitas.....

Paradójicamente, el mejor recuerdo que tengo de Panamá, es una mexicana... que me regaló una de las mejores noches de mi vida.